Desde que salí de la universidad he realizado varias aplicaciones para seguir estudiando en el extranjero con becas, largo historia corta, la universidad me aceptaba la beca no me la daban. Esto me llevó al principio a frustrarme, pero no tarde tanto en ver opciones que, si me apoyaban económicamente, pero eran estudios en línea, y fue así el comienzo de mi historia de amor-odio con la educación virtual. No siempre es como quisiéramos la experiencia (pero si comparamos es exactamente lo mismo con la educación tradicional), pero me ha permitido crecer como persona y como profesional aplicar a distintos ámbitos lo aprendido, un YUJU 😊 para el aprendizaje a lo largo de la vida.
Primero, hay que comprender que la educación virtual no es para todos, así como estudiar (de manera tradicional) no es para todos. Quien elige hacer sus estudios en línea lo hace con objetivos específicos: quiero aprender mas rápido, quiero aprender con programas educativos que no existen en mi país, quiero acceder a una educación que no hubiera tenido en mi universidad, no puedo asistir a una institución debido a las distancias, entre muchas otras.
Actualmente, en el 2020, trasladar la educación presencial tradicional al medio virtual se hizo una necesidad, aunque este blog no es precisamente para hablar de este tema, si cabe mencionar que esta produciendo problemas de estrés, depresión, frustración y en algunas ocasiones alivio (para los que recibían acoso por otros compañeros). Ha habido un exceso de trabajo (justificado como herramienta para comprobar el aprendizaje de los contenidos). Se ha querido aplicar la educación virtual a todos por igual, sin saber sí el estudiante estaba preparado para educarse por este medio, no todos tienen computadora en su casa, tabletas o celulares de alta gama, conexión a internet (a muchas de estos elementos se tenía acceso gracias al equipo dentro de las escuelas y universidades). Por último, el uso de plataformas LMS, que ni los mismos docentes en su mayoría estaban formados para poder ejercer la educación virtual (ni el equipo ni la conexión para poder realizar dicha actividad), esto ha llevado a que muchas veces no ha sido aplicada correctamente, dando la impresión de que no sirve la educación virtual, no se aprende, no tengo la hora de clase que recibía en la presencial.
La educación virtual existe como una opción para diferentes tipos de estudiantes que tienen otras necesidades para realizar el aprendizaje. Es directo, requiere de la actitud activa del estudiante, y no posee los mismo ritmos ni relación vertical con el docente como en la educación tradicional presencial. Con esto, ya se preveía un golpe de ¿qué paso? Así no puedo aprender.
NO todos los programas educativos virtuales están correctamente estructurados para que puedan darles un aporte a sus participantes, lo que deja un mal sabor de “mente y espíritu” como primera experiencia. Además, está el miedo del costo del estudio, muchas veces un precio bajo, se puede traducir en una pobre experiencia, a primera vista. En el caso de los precios altos, esperamos que cuando pedimos información, nos presenten un detalle de temas específicos, prácticas y asistencia virtual, no solo tener respuestas pregrabadas de un sistema.
En otras ocasiones, es el equipo que ocupar para realizar el estudio. Quizás el primer elemento que tenemos que revisar, para tomar la decisión de tomar la aventura de estudiar en línea. ¿Estoy preparado con un equipo que me permita tener programas para desarrollar mis actividades? ¿Está actualizado? ¿Tengo un ancho de banda capaz de permitir una transmisión correcta de la clase? ¿Qué pasa si se me cae “el Internet” y estoy en una prueba evaluada?
En el caso del equipo, tener uno, es un punto a nuestro favor, como herramienta para desenvolvernos con cierta agilidad, pero no solo es el equipo y el ancho de banda, lo necesario. Nosotros debemos evaluarnos sobre qué conocimientos y competencias digitales tenemos. En el caso que haya fallo con la conexión de la plataforma, ya existen protocolos establecidos en los programas educativos, donde buena parte menciona “Prueba Reprobada” (algo cruel, pero algunos pudieran aprovecharse de eso para no hacer la prueba el día establecido).
No voy a conocer a nadie, o me da miedo conocer personas a través de estos lugares. Este aspecto de la experiencia de la educación virtual queda en blanco, o como una incógnita de ¿cómo se hacen amigos? ¿En quién puedo confiar? ¿Me pueden hacer ciberacoso? ¿Qué comparto de mi en la plataforma?
Este apartado nos da miedo a todos, y nos llena de incertidumbre el hecho de pensar que no veremos a las personas en físico, o ver solo su nombre (porque hay personas que no suben foto, que puede ser por seguridad). No se discute, que es un hecho que la confianza se gana, y en la web, es muy difícil, no imposible, pero sí muy complejo. Pero ¿Por qué complejo? Pues, debemos aprender a mostrar nuestro ser “virtual” sin comprometer la seguridad de nuestra persona (física, mental y espiritual), hay que cuidar que los datos que compartirnos no sean propensos a ser recopilados y usados por terceros.
Entonces, los sitios educativos, instituciones, escuelas, y academias entre otros que se encuentra en la virtualidad, que dejan claro los canales que se ocuparan de comunicación, y establece medios de interacción virtual entre los participantes “sanas”, permiten que la experiencia educativa sea lo que prevalezca. Muchas veces, esto permite que haya ciertas relaciones de amistad que crecen, debido a que se mantienen al margen de esa línea de comunicación. No siempre es el caso, la mayoría de las personas, al escoger la educación virtual, no lo hace con la vocación de establecer amistades.
Si se logra que el participante además de realizar su proceso de aprendizaje de manera virtual, ganar una amigo o amiga sincero, es algo muy valioso, claro que se mantiene la línea de comunicación como fue establecida en un principio. Pero, de darse, ganar un amigo que comparte la experiencia es algo enriquecedor para la aventura. Compartir experiencias, comentar aprendizajes, ayudarse en nuevas herramientas y aplicaciones para los trabajos que realizan, enaltecen a ambas personas en un trabajo colaborativo, sin darse cuenta.
No voy a tener trabajos en equipo y solo haré trabajos de manera individual. Esto creo que es lo primero que pensamos al elegir la educación virtual. ¡Ya no tengo que aguantar los trabajos en grupo que he tenido que hacer toda mi vida! Para muchos es un alivio y para otros una tortura no tener interacción con otros mientras aprenden. Sin embargo, dependerá del curso, programa o evento educativos al que se asista para saber que tipo de interacción tendremos que realizar, ya sea “yo, como participante individual” o “yo, retroalimentado y trabajando con otros”.
La enseñanza en línea parece complicada si tomamos en cuenta lo anterior, y ciertamente no es fácil, requiere además del compromiso, disciplina, y comunicación activa de la persona que decide integrarse a un programa de este tipo. Es una nueva experiencia, que, en un principio, va a ser comparada con la educación tradicional, a la que estamos habituados, también será confrontada a como se dan las relaciones sociales entre compañeros/as a las que estamos acostumbrados.
Me hace falta ver al “profesor” al frente. En la formación en línea, la educación es horizontal, y el docente pasa a se un tutor virtual. ¿Qué quiere decir esto? En corto, todos los actores dentro del proceso de aprendizaje (docente y estudiantes) pasan a tener una relación como iguales, de respeto, diálogo abierto, de cooperación y confianza, diferente a la educación tradicional.
¿Cómo evaluar el programa educativo al que quiero aplicar que tiene el formato de formación en línea? Ya tenemos una idea en base a lo descrito anteriormente, con eso podemos hacer una lista de chequeo para descartar o profundizar en obtener más información del centro, para confirmar si lo que nos ofrecen, es lo que nosotros queremos aprender para luego aplicarlo (que es el objetivo final de la capacitación laboral y aprovechado a lo largo de la vida).
□ Contenido del curso, detallado.
□ Detalle de los tiempos completos a invertir en el curso.
□ Requerimientos del equipo (computadora, micrófono, cámara web) y conexión a Internet para el desarrollo de las actividades.
□ Muestra horarios (actividades sincrónicas o asincrónicas).
□ Presenta al plantel de docentes del programa, sus atestados.
□ Existe interacción con el tutor virtual y otros participantes.
□ Los costos del curso son viables.
□ Tengo en mente como será pagado el curso.
□ Tengo en mente ¿Por qué quiero inscribirme al programa virtual?
□ Existe este curso en mi país de manera presencial o virtual. Para revisar comparaciones.
□ Es un programa flexible, plataforma abierta para terminarlo en el tiempo que yo pueda darle.
□ Es un programa semi rígido, yo dispongo del control de mi tiempo en la realización de las actividades y mi aprendizaje, salvo ciertas actividades.
□ Presenta las políticas claras de internas del curso o programa virtual.
□ Describe con antelación la dinámica de trabajo dentro de la plataforma, su “filosofía de aprendizaje”. Entendiendo que muchas veces no se espera de ti que aprendas recibiendo información y trascribiendo información.
□ Es un programa abierto a todas las personas.
□ Es un programa abierto a diferentes tipos de profesionales, esto enriquece el aprendizaje de una manera extraordinaria cuando se tienen trabajos colaborativos.
□ Es un programa abierto solo a profesionales de la misma carrera, o carreras afines.
Lo anterior nos da la entrada a conocer algunos elementos a los cuales podemos estar debatiendo con nosotros mismos y con otros sobre la formación virtual. Pero, recordando lo antes mencionado, “la educación virtual no es para todos”, ¿Por qué seguir estudiando de esta manera?
El aprendizaje es enfocado, al no tener los aspectos de desplazarnos a un establecimiento, tener que esperar el inicio de la clase, y esperar a completar las horas establecidas por la institución y el Ministerio de Educación para afirmar que se ha desarrollado un tema.
Los tiempos de estudio pueden ser largos o cortos, como nosotros establezcamos, si y sólo si el programa al que nos inscribimos nos lo permite.
Puedo regresar al material visto, tantas veces como quiera. Quizás no escuché una palabra, o una frase, o la segunda vez encontré nuevas ideas que puedo tomar en cuenta.
Puedo ver la opinión de otros participantes y en ocasiones de otros países, si el programa al que me anoto tendrá personas extranjeras. Conocer de otras experiencias y sus formas de trabajo, nos abren los ojos a otras posibilidades de realizar muchas veces las mismas actividades.
Tengo una relación más directa con el tutor virtual, depende del programa. Pero sí se da, hay que aprovechar esta ventaja al máximo, esta oportunidad es única y que podamos tener la atención uno a uno con el tutor, puede ayudarnos a sentirnos más cómodos en el proceso.
Puedo aplicar inmediatamente lo que estoy aprendiendo. Al escoger programas específicos, o generales, al tener tan directo e inmediata la aplicación de lo aprendido, ya no está la distancia de “hasta tener la última clase para comprender todo en conjunto”.
Finalmente, si llegaste hasta esta parte, te preguntarás, ¿De dónde viene estas opiniones? ¿Con qué experiencias en el tema viene a decir esto?
Me gusta estudiar, no me gusto mucho mi experiencia en la educación tradicional, siendo sincera, y la educación virtual me ha permitido tener una experiencia más placentera, y divertida, pero con la dsescuela 😊 (la segunda). Mi curiosidad por capacitarme en línea me ha llevado a hacer estudios formales largos y cortos en Estados Unidos, Perú, México, España, Inglaterra, Chile, Francia y por supuesto, El Salvador. Imagínate a qué estudios podrías acceder.
Solo quería motivarlos a atreverse y sí tienen más preguntas, pueden acercarse a nosotros y podemos aprender juntos más cosas de la Educación Virtual.
¿Qué nuevo puedes aprender y aplicar ?
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