El Cubo Azul y blanco : Los niños y su escuela. Parte 1
- DSESCUELA team
- 21 may 2020
- 5 Min. de lectura

Cuando éramos niños.
Cuando eres un pequeño la manera en la cual vas aprendiendo del mundo que te rodea, es través de tus sentidos. Los niños crecen en una etapa de alto desarrollo cognitivo y con una plasticidad al máximo, el cerebro recibe información como un servidor de alta capacidad de traslado de información y capacidad creativa. Todo es nuevo, genial e impresionante. Los sentidos como receptores sensoriales, están preparados para poder percibir todo lo que puedan oler, sentir, saborear, ver, escuchar y convertir estos “datos” o estímulos en experiencias y en aprendizajes. Pero no solo el cerebro o los sentidos trabajan en la aventura de conocer el mundo, los niños conocen a su escala de abstracción las emociones, ellos van formándose el concepto de ellas a través de sus experiencias, aprenden el significado de un abrazo en sus diversas expresiones, la alegría de estar con sus amigos o descubrir algo nuevo, o el dolor que te puede causar una caída o el fuego. Cada experiencia nueva es un momento de aprendizaje, esa estimulación sensorial, física y mental, va quedando grabada y se re-configura a medida crecemos para construir nuestra visión del mundo.
Jugar es la primera forma de aprendizaje que tenemos, con su estructura, reglas y muchos veces sin objetivo aparente o simplemente por divertirse. Vamos por el mundo creando y explorando poco a poco, estirando el límite, una restricción abstracta generada por los adultos. Vamos formando nuestras propias reglas a medida nuestro mapa va creciendo, esto nos permite poder tomar mejores decisiones de juegos, variar e ir descartando, hay juegos que nos gustan más que otros, ¿Porque repetir la aventura de piratas si podemos ser astronautas? o ¿Porqué ser Guerreras peleando por nuestro reino si podemos ser Michelle Obama?, un mundo de posibilidades. Estas posibilidades dependen del entorno donde el niño se desarrolle, un ambiente que le permite explorar, caerse, equivocarse, construir, en fin, no limitar su imaginación es una fuente potenciadora de aprendizaje, alegre con el interés por conocer más y seguir jugando a lo que él/ella quiera.
“El cerebro no solo es un órgano capaz de conservar o reproducir nuestras pasadas experiencias, sino que también es un órgano combinador, creador, capaz de reelaborar y crear con elementos de experiencias pasadas nuevas normas y planteamientos” Vygotsky
“Los niños siguen siendo niños” cita un adagio muy popular, que en perspectiva no es del todo cierto, en los últimos años se han desarrollado grandes cambios en nuestras vidas, la inclusión de los teléfonos inteligentes, la inseguridad social que se vive en muchos países latinoamericanos, ha cambiado lo que antes era nuestra patio de juego, se ha reducido a dispositivo o una escuela, fria y diseñada por adultos para que se vea de Adultos.
"Hoy los niños no tienen tiempo de ser niños, les estamos robando la infancia" Almudena García Ludus.
Los nativos digitales han desarrollado muchas habilidades de aprendizaje diferentes a generaciones anteriores, el acercamiento a tanta información, contenido y diversidad de maneras de llegar a este conocimiento ha facilitado los procesos de aprendizaje, los chicos aprenden viendo videos en plataformas de contenido digital, videojuegos y muchas actividades interactivas que los estimulan constantemente.
“Los niños son menos rebeldes, más tolerantes, menos felices y menos preparados para la vida” Jean Twenge
La hiperconectividad ha generado un problema de exposición a estándares, imágenes que el niño no puede procesar, la falta de una interacción personal con sus círculos ha generado personas con dificultades sociales, se reúnen menos con sus amigos y ese Patio gigante de juego, con tus amigos se ha transformado en una partida de Fortnite, comer tierra se ha vuelto un video de alguien comiendo tierra para ganar likes, “ él no hagas eso” se ha transformado en una negación de ir en contra de esas reglas impuestas por los adultos una construcción necesaria para explorar y aprender. La estimulación contextual a que los niños están expuestos han cambiado, el proceso primario de aprendizaje, El juego, se ha transformado.
Esta transformación más que ser un problema es una gran oportunidad para una evolución natural de la educación y los espacios donde nuestros chicos viven sus primeros días de sus procesos educativos formales. El jugar debe mantenerse pero evolucionar a que sea atractivo, satisfactorio y divertido para la generación "i" ( Gen Z) , quizás equilibrar el uso de la tecnología que es parte de nuestras vidas y hacer que la Escuela sea una gran sala de juegos, risas, amigos y experiencias significativas.
¿La escuela ha cambiado?
La Escuela como la conocemos ha dejado de existir desde el boom de la era digital y la cotidianidad, eventualmente golpeó a la estructura escolar. En teoría esta afirmación debe ser real, ¿pero realmente ha pasado? ¿Por qué a pesar de los cambios generacionales las aulas y las escuelas siguen igual ? ¿Por qué las pintamos de colores llamativos? ¿Por qué sentamos a los niños por tanto tiempo? ¿ Por qué todo sucede en una cancha y cubos azules?
Las generaciones cambian ¿Por qué el diseño de las escuelas no cambian?, parece espacios que olvidaron a sus usuarios y que perdieron su objetivo educativo, de emocionar, alegrar y enseñar. Las hemos convertido en cubos azules y blancos, con murales, rígidas frías, monótonas, resonado las risas de los niños, que rebotan en bloques insípidos, sin memoria, sin corazón, sin alma , un producto de refritos y de la producción en masa, reflejo de la educación bancaria que aún existen en el pensamiento de muchos arquitectos y diseñadores, que su innovación radica en un superfluo análisis y respuesta a nivel de materialidad, distribución espacial, un “stylish” de modelos educativos obsoletos presentados como “innovación” cuando replican conceptos de una Arquitectura Moderna, pensado en máquinas y no en niños. Niños que necesitan volver a jugar, volver a socializar, a platicar entre ellos, a inventar mundos fantásticos, castillos en el cielo, historias infinitas y un “quiero volver mañana por más”, se ha convertido en una fábrica de todo lo contrario.
La arquitectura educativa está en deuda con muchas generaciones de niños, como diseñadores no les hemos permitido tener su infancia dentro de estos lugares, por diseñar escuelas pensadas por adultos para adultos. Cubos Blancos y azules.
“La escuela es… el lugar donde se hacen amigos, no se trata sólo de edificios, aulas, salas, pizarras, programas, horarios, conceptos… Y la escuela será cada vez mejor, en la medida en que cada uno se comporte como compañero, amigo, hermano. Nada de isla donde la gente esté rodeada de cercados por todos los lados. Nada de convivir con las personas y que después descubras que no existe amistad con nadie. Nada de ser como el bloque que forman las paredes, indiferente, frío, solo. Importante en la escuela no es sólo estudiar, no es sólo trabajar, es también crear lazos de amistad, es crear un ambiente de camaradería, es convivir, es unirse. Ahora bien, es lógico… que en una escuela así sea fácil estudiar, trabajar, crecer, hacer amigos, educarse, ser feliz” Paul Freire.

Referencias
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