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GRAD 2020


Podes colocarle muchos adjetivos a este año y probablemente todos sean correctos, todos hemos vivido realidades paralelas, distantes, diversas, quizás la única manera de ponernos de acuerdo si lo vemos desde la perspectiva de los planos que todos teníamos, viajes, cursos, proyectos , todo se nos fue al traste. Ha sido inesperado, a lo largo de estos meses nos hemos adaptado a las realidades o hemos decidido vivir en una burbuja de esperanza, pensado que nada de lo que mirabamos en las redes sociales o en los medios de comunicación fuera cierto y que todo pasara lo más rápido, esperando que el dia de mañana fuera mejor. Una desesperanza compleja de asimilar y de diluir, readaptar, modificar y no tener claro cómo replantear los proyectos que permitan hacerlo. Otros en cambio son circunstancias y actividades especiales que pasan una vez en la vida, monografías, finalización de grados académicos, terminar el colegio o empezar un posgrado y muchas tantas que excluye de estos párrafos.


Me centraré en la Promoción 2020 , me atrevo a decir que uno de los mayores hitos de nuestra vida académica por ser el primero es graduarnos de la institución de educación media donde hemos asistido cada día durante mucho tiempo. Este hito ha causado una serie de memes muy hilarantes que generan el fenómeno Risa con lágrimas, es sin duda un golpe fuerte para un joven de 17-18 años quien esperaba vivir los grandes momentos que tradicionalmente se disfruta por ser tu último año en la cárcel, digo en el Instituto o el colegio. Son esos chispazos efímeros que se diluyen en nuestras memorias nostálgicas que nos hacen añorar el volver a esos pasillos, escuchar la campana, las risas entre clases, irónicamente no recordamos lo mucho que aprendimos o la clase fantástica que nos cambió la vida, quizás soy yo el que no recuerdo esto último pero si los chistes, como el grupo se unía por hacer una broma o los almuerzos bajo el árbol con una torta de jamón y una gaseosa, esperando la clase de la tarde, hablando de nada, riéndonos de lo que pudo pasar en la mañana, molestando a alguien, recordando alguna pieza del proyecto que debemos entregar y no hemos terminado o acusandonos de robar la “Sarcástica” y aun años de ese momento absurdo recordarlo y reirnos como adolescentes.


Hitos, momentos, recuerdos que le dan importancia y un valor emocional a un logro académico, más bien le da valor a ese diploma que colgara en tu pared o estará en un folder protegido para salir cuando lo necesites en la Universidad, o cuando lo presentes para tramitar tu nuevo carnet de identidad en las instituciones de educación superior, ese trozo de papel con un fin legal, no tiene sentido sin las personas con quienes disfrutamos el recorrido, con quienes reímos, lloramos, nos enojamos por tonteras de jóvenes o de quienes creímos enamorarnos.


Esas historias construidas por años son y serán recuerdos de una época de tu vida. No todo es miel sobre hojuelas, pero siempre obviamos a quien nos hizo la vida imposible por ser el Nerdito, o al profesor que solo porque su clase te aburría, y cuando empezabas a hablar (ya con emoción) hasta que al final te sacaban de su clase. Cada instante es lo que le da importancia a una Graduación, tanto sacrificio en los test o en las tareas, sobrevivir a la adolescencia, hacerte la pregunta más compleja a los 17-18 años

¿Qué haré de mi vida? ¿Cómo construyo mi plan de vida? ¿Qué es un plan de vida? , yo solo quiero vivir mi graduación, el momento, preguntas que muchos pasan años sin encontrar una respuesta, o quizás no las están buscando...

¿Por qué le damos tanta importancia a un acto de graduación o a una entrega de diploma o a un reconocimiento?


La respuesta corta puede ser: vivimos en una época que le damos más importancia al resultado que al proceso, pero nos quedamos muy cortos. Será que este momento nos ayudará a construir una macro imagen del momento que vivimos más allá de la pandemia. vivimos en un mundo volcado a las redes sociales y a la inmediatez de información, sobre saturación y sobre estimulado, películas, series, imágenes, memes, una cantidad de datos que pasan por nuestras cabezas a diario, cada segundo. Instagram o Tiktok ejemplifican este fenómeno de retención instantánea, en segundos, de momentos, estamos viviendo para la foto, para compartirla y es muy probable nos estamos perdiendo la sensación de aprender a disfrutar del proceso que nos llevó a tomarnos ese video o cuanto nos costo encontrar la toma perfecta o con quienes íbamos acompañados, todo por unos “me gusta” o simplemente para compartir “el momento” y no mal interpreten este párrafo, todo lo anterior tiene muchas cosas buenas, tantas posibilidades educativas, creativas y de exploración que es emocionante, pero nos está acercando a una vida de momentos efímeros posteados en las redes sociales y no en nuestras memorias, en nuestras experiencias emocionales.


Vivimos viajes, reuniones solo para esa “historia de instagram” que mañana será olvidada y seguimos buscando a lo loco estos momentos, saltamos de momento en momento, olvidando que el intervalo silencioso y más íntimo es quizás el más importante, ese hilo entre historia e historia es el corazón de nuestros recuerdos, son los momentos que deberíamos atesorar, deberíamos disfrutarlo como lo que son, chispazos de alegría instantánea.


Le damos importancia (más de lo debido) al acto de graduación, no me malinterpreten es un momento que tiene su valor y debemos disfrutarlo como el cierre de un proceso, es un acto que podemos compartir con los demás, lo intangible de un proceso de aprendizaje se convierte en tangible. Podemos postearlo, compartir nuestra alegría con quienes nos acompañaron o quienes están en nuestros círculos sociales y decir “lo logre” o nuestra buscada foto de graduados. El problema no es disfrutarlo este momento, te lo has ganado, lo dificil esta si no disfrutaste el proceso , ya que este momento efímero de alegría, no volverá, pero si prevalece si luchaste por llegar a este instante, por eso se debe reflexionar sobre si no le diste la importancia a cada situación que te ha llevado a finalizar esta etapa.


Esas risas en cada tarea o escuchar a Luis Miguel en una madrugada terminando un trabajo que no recuerdas o esas dormidas en el pasillo, esas dormidas poderosas o esos momentos de frustración cuando lo diste todo y aun así una mala evaluación, experiencias que le dan sentido a la graduación y esas estrellitas que no van por ningún lado el diploma.


Podemos ver la vida como una suma de efímeros momentos vacíos por la búsqueda de más, un camino muy adictivo y frustrante ya que buscaras revivir esa sensación emocional, volver a revivirlo y para que dure unos segundos o minutos, sin sentido, vacío. Será una búsqueda eterna y jamás llegarás a tu plenitud. Llegar al cierre, graduación, obtención de reconocimientos, sin haber disfrutado cada momento y valorar el proceso, como el camino que te llevó a ese momento.


Tener o no tener graduación, no debería ser lo más importante, si al final disfrutaste el proceso, si al final de este camino lograste tu meta. ¿Perdiste un momento importante de tu vida? No, si guardas en tu memoria cada emoción que te hizo llegar a este lugar ¿Qué nos queda?

El acto lo olvidaremos, pero el aprendizaje, las buenas o malas experiencias son lo que realmente nos llevaremos a la siguiente etapa. Cerrar ciclos es vital para buscar otras aventuras y no vivir aferrados toda nuestra vida ha “no tuve graduación” o “ hubiera sido lindo tener acto de graduación” , las cosas son como son, sin alteraciones, hemos sobrevivido a mucho este año, terminar una etapa debería ser sinónimo de alegría. disfrutenlo y hagan el cierre de la etapa finalizada.



¿Que debería estar pensando entonces? en la siguiente gran meta de su vida. Aferrarse es vivir eternamente en el pasado y no disfrutar al máximo lo que viene. Vivan el presente, para construir el futuro y guarden el recuerdo del pasado, agradeciendo las experiencias que trajo a nuestra vida.

Para la Promo 2020




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