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2020: surrealista y realista.



Han pasado un par de meses de un confinamiento total en muchos países del mundo, muchos han regresado a medidas severas y otros parece que es más importante las actividades sociales y seguir el estilo de vida como antes, que ser cautos, así de surrealista se plantea este final del 2020, ni el mejor guion de ciencia ficción podría construir una historia con tantas entropías entrelazadas en un misma escena o en un mismo momento de la historia. Es genial y al mismo tiempo bizarro. Una dualidad inexplicable que dará muchos dolores de cabeza a los historiadores en un futuro.


Este sueño nos ha dejado escenas como conciertos vía Streamings con miles de observadores en videollamadas con bandas tan famosas como Metallica, en tan solo meses la manera de consumir entretenimiento se adaptó. Estamos en una pantalla de interactuar con nuestros artistas favoritos, en un ritual social y de comunidad como los conciertos, ya no solo en los tantos miles de veces que vemos el video de la canción que nos gusta en YouTube si no virtualmente con ellos, en su show, en una sociedad virtual, no tan alejada de las Netflix parties o las fiestas Lan que nos montábamos hace un par de años para jugar Counter Strike, ese espíritu de comunidad, de pertenecer ha evolucionado y esas noches que íbamos con nuestras camisetas negras o de nuestra banda favorita junto a amigos, se ha convertido en una interacción virtual a través de la webcam, la emoción no cambia, los medios si.


Concierto de Metallica en YouTube

Y así, muchas de las actividades que habíamos dado por sentadas y convivido con ellas como cotidianas se transforman generando Bodas por Videollamadas, cumpleaños, abrazos en hospitales, acompañamientos entre compañeros de estudio, incluso un juego como el Among Us hizo que los no habituales a los videojuegos hicieran una canal en el discord y jugaran con sus amigos o reunirse a jugar el “basta“bachillerato Stop” o el “ahorcado” , en una sesión virtual, escenas sacadas fácilmente de PlayerOne o TotalRecall , son las escenas que este año nos ha dejado junto a protestas por el uso de mascarillas, gente sin empleo, gente varada sin poder regresar a casa, mucho silencio en las ciudades, mucho ruido en el ciberespacio.


Los Videojuegos nos unieron.

No saben cuantas partidas jugué con amigos y estudiantes , buscar al impostor fue un boom en el mundo de los videojuegos con más de 60 millones de jugadores diarios y agrupó a muchos que no juegan habitualmente y a los más juguetones (gamers), situación que muy pocos juegos han logrado tan naturalmente. Todo lo que rodeaba, hacer una videollamada, reunirse con tus amigos y jugar, como estar en el salón de tu casa haciendo actividades o eliminando uno a uno a los miembros de la tripulación es un fenómeno social con fuertes elementos de adaptación y mantenernos juntos, es impresionante como un juego puede unirnos y olvidar lo que pasa afuera y pasarla bien con amigos.


El rol del juego en la socialización y educación es cada vez más evidente con juegos como Among us o el mismo Animal Crossing que ha sido un fenómeno también, un juego que nos daba todo lo que habíamos perdido gracias a la pandemia, paz, tranquilidad, aire libre y entre árboles, plantas, y objetos, nos reunimos con amigos a visitar sus islas, a compartir nuestros frutos, a intercambiar información sobre el mercado de bayas pero lo impresionante de todo esto, no es el juego como tal, la serie Animal Crossing viene desde 2001 con esta fórmula, es como a través del juego las personas se unieron y en tiempos muy extraños encontraron en conductas básicas que nos han convertido en las sociedades en las que vivimos, socializar, intercambiar, compartir, crear , colaborar y una conexión virtual con la naturaleza. Todo a través de un videojuego como medio para que todo esto sucediera sumado al contexto mundial.


Animal Crossing de Oscar

Golpe de realidad educativa, oculto en lo onírico.

No todo fueron imágenes surrealistas, lastimosamente los contextos extremos ayudan a sacar lo imaginativo y también nos da un golpe de realidad, nos dejó claro que el camino que hemos tomado en muchos frentes no son el adecuado, y en Educación a pesar de todo lo descrito como un sueño encantador y esperanzador, no es la realidad de muchos países en Latinoamérica, desde la falta de cobertura de algunos servicios necesarios hasta modelos educativos obsoletos que desnudaron las deficiencias del sistema ante una realidad. No estamos educando como deberíamos.


Vivimos antes una brecha digital más grande de lo que pensábamos , En El Salvador solo el 60% de la población tiene acceso a internet de ya sea móvil o residencial, donde el 72 % (6.48 millones de habitantes) viven en zona urbanas, si lo vemos en números fríos casi 3 millones de personas no tienen acceso a internet, recursos obligatorio para la principal fuente educativa de este 2020, esto ha provocado que alrededor del 15% de la población estudiantil ha desertado por muchas razones, perder a un estudiante debería ser una catástrofe educativa, aún no podemos medir el impacto social que dejamos de tener cuando una persona sale del sistema educativo, es triste escuchar y leer este tipo de noticias, pero la realidad nos demuestra que debemos tener una aproximación humanista a esta situación generando alternativas para acercar la educación a la mayoría de personas ¡Tenemos mucho trabajo por hacer!


Hootsite El Salvador

La revolución de la educación por muchos años pensamos que iba a funcionar al son de la tecnología y de sus avances pero la pandemia nos ha dado un golpe y quizás el camino puede llevar varias ramas una el desarrollo de las competencias para la llamada educación 4.0 (https://www.youtube.com/watch?v=6GeHmHq_U9w) , otra línea será la de buscar alternativas para democratizar la educación y llegar a los lugares donde el internet y la revolución 4.0 no llega tan rápido y la última y creo más importante será trabajar en el desarrollo de valores como la empatía, la comunidad, la solidaridad y eliminar de nuestras sistemas neurológicos el individualismo que tanto daño nos está haciendo, que nos está moviendo como corderos en masas, alejándonos de una humanidad menos emocional, más material. El futuro está en lo emocional sobre lo técnico, volver a humanizar la educación, poniendo en el centro de todo al estudiante.


Podemos soñar y construir sobre estas imágenes surrealistas cyberpunk, ¡Soñar es gratis! pero si algo he aprendido este año tan particular es que debemos conectar, soñar y transformar.

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