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Cuando no soy hábil en algo, ¿todavía puedo aprender?

Actualizado: 15 ene 2021



¿Quisieras ganar el concurso de ser el peor de todos? Mostrando a los demás tú falta de habilidades en algo y aceptar que eres el mejor de los malos, creo que habría que tener mucho coraje para mostrar tus “defectos” a otros con tanta seguridad, pero aclarando que realmente no es que seamos malos, son solo actividades en las que no somos habilidosos. En cambio, estamos acostumbrados a celebrar y dar mérito al que lo hizo bien, al que sí entendió la lección, al que no se equivocó; se recibe premio por ser el mejor, y nunca por ser quien lo ha intentado sin lograrlo.


No demerito al que lo hizo bien, ha hecho su esfuerzo y ha demostrado sus habilidades. Sin embargo, hay un concurso en televisión donde el premio es ser el peor cocinero de América[1] (además de un premio en efectivo y un set de cocina), y que me encanta verlo por el contraste, acá solo los “malos” participan. Las pruebas a las que se someten parecieran fáciles para quien es “bueno” en ello, pero me gusta mucho, porque es una batalla por aprender a ser “bueno”, entendiendo que cada participante conoce su límite en la cocina.




El premio lo gana la persona que, a pesar de tener pocas habilidades culinarias, a medida va superando las pruebas del campamento de entrenamiento (boot camp), donde aprende destrezas básicas como hornear, usar el cuchillo, como condimentar alimentos, lo vuelven una persona que gana confianza en la cocina, y al final es capaz de preparar un menú de tres platos (three-course meal).



La temática del concurso es sencilla, doce a dieciséis participantes en dos grupos (rojo y azul), cada uno liderado por un chef profesional. Este chef profesional, es su guía en el entrenamiento, le enseña semana a semana diferentes recetas y experiencias dentro de la cocina, desde los tipos de cortes, como preparar las carnes y cómo combinar los sabores, hasta cómo identificar cuando un alimento está cocido. Cada integrante busca sobrevivir en su grupo, preparando lo mejor que pueden los platillos. Es una competencia donde los “malos cocineros” van aprendiendo a través del “haciendo” y “probando sus creaciones”.


¿Hay errores? Sí, muchos, en todos los episodios. Es lo que lo hace divertido, se ve el estrés de los participantes de que no saben qué hacer y no acordarse de la receta que acaban de aprender. En una ocasión, en la temporada 18, Leo, un participante que sabía que no era bueno en la cocina, dijo: “Yo sé que por malo voy a llegar a la final, porque es el concurso del cocinero más malo de América”, y realmente llego a la final, no ganó, pero compitió en la final.


Admiro como desde el principio los participantes aceptan que no pueden cocinar y que les dan el espacio para que lo intenten con la guía de un chef profesional, tener este apoyo les da la confianza de intentarlo, aunque se equivoquen en el camino. Al final, el integrante de cada equipo que haya superado todas las pruebas puede demostrar lo que aprendió, y presentar sus platillos a un jurado de críticos de comida.



Durante el campamento de entrenamiento el chef de cada equipo apoya a cada participante, con paciencia y dedicación de enseñar habilidades a este grupo de “poco habilidosos”. Pero no siempre son amables, hay crisis de parte de los “entrenadores [[2]”, al lidiar con situaciones donde sus reclutas olvidan las recetas, los procedimientos, como usar los instrumentos. Tiene que lidiar con aprendices que no aprenden tan rápido y aunque lo aprendan los resultados no son tan presentables o comestibles, esto de vez en cuando.


Este programa me recuerda mucho a cuando tengo que hacer actividades que no me gustan porque sé que soy “poco hábil” en ellas, y no por “apatía” o porque “no son mi estilo”, sino lo contrario, una actividad que me llamó en su momento la atención me entusiasmó y decidí probar mis destrezas, y al final mi resultado fue ser “la peor”, ¿Cómo me doy cuenta de ello? Pues lo contrario a que no recibas premio y todos te feliciten es...que nadie te menciona, recalcan tus errores y muchas veces sin el feedback de mejora, recuerdan tus errores como momentos que no deben de repetir los otros, entre otros ejemplos que al final me hacen tener reservas de querer volver a intentar hacer actividades en las que no soy diestra.


No es buscar la aprobación de los demás para asegurarme que soy habilidosa o no, pero cuando tienes la posibilidad de estar con otros desarrollando actividades similares, he tendido a reconocer mis alcances y límites, en base a mis resultados. No es exactamente compararse, pero, sí por ejemplo corriera contra el mejor corredor del mundo y sabiendo que soy mala corriendo, no me afectaría tanto perder, porque sé que no es mi fortaleza correr, pero eso no me quita las ganas de correr a la par del mejor del mundo.


Esta reflexión de saber mis fortalezas y debilidades en algo es cuando mejor conocimiento de mí misma he tenido sobre mis puntos de mejora, que puedo probar, donde es mi punto de partida, porque de cero no parto. Además, que en algunos casos cuando tienes la dicha de tener un guía “experto” dispuesto a apoyarte en tu camino, tienes más posibilidades de equivocarte con conocimiento y crecer frente a otros y frente a ti mismo, porque estás consciente del proceso.


El buscar la guía, o encontrarla en alguien experto en el tema que quieras aprender, es clave. Esta persona debe no solo disponer de la experiencia, sino que deber tener las habilidades de un docente. Además de tener la empatía para saber cómo inicias tu camino para poder ayudarte, y no quitarte las ganas de aprender, por tu repetición de “errores”.


Es más fácil para mi decir soy mala en algo, lo más difícil para mí es estar en un proceso donde constantemente estoy demostrándolo, y a la vez en el intento de mejorar como persona las habilidades que carezco. Es quitarse el orgullo de no querer por no seguir perdiendo, pero esperando ser al final la mala que aprendió, y poder tener la oportunidad de mostrar mis mejoras a otros y que ellos puedan notarlo también.


Hay que respirar profundo, cerrar los ojos y confiar en nosotros mismos. Ser valientes en los momentos donde somos poco hábiles, y ser fuertes para aceptar que los demás nos resaltarán nuestro resultado, a toda voz o en silencio total. Hay que volver a respirar profundo y seguir el camino de la mejora, vale la pena querer mejorar, y ganarnos a nosotros mismo en nuestros límites.
  1. [2] https://www.youtube.com/watch?v=bqQRkAA7yVU




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